Es evidente que el mercado del vehículo eléctrico no pasa por su mejor momento. Prueba de ello son las matriculaciones en todo el Viejo Continente, poniendo especial foco en mercados como el español, por ser el local, y el alemán, por tratarse de uno de los pulmones de Europa. En este sentido, la inestabilidad creada unida a decisiones que tampoco ayudan a generar confianza como el hecho de haber impuesto aranceles a los vehículos cero emisiones tanto chinos como fabricados en el gigante asiático.
Medidas que han provocado un contexto, como decimos, de incertidumbre que ha calado no solo en el usuario final, sino principalmente en los fabricantes de automóviles, pues son ellos los que por un lado han establecido una estrategia enfocada a la comercialización de este tipo de modelos como, por otro, los proveedores de los mismos. Sin embargo, hay un dicho popular que reza: “donde dije digo, digo Diego” en referencia a que todos somos libres de cambiar de opinión y, sobre todo, dejar aparcada esa obligatoriedad impuesta de nuevo por la Unión Europea de que a partir de 2035 todo vehículo de nuevo cuño que se venda deberá ser eléctrico o emplear combustibles sintéticos. Pero como el paso del tiempo acaba poniendo a cada uno es su sitio, muchos de estos fabricantes ya han empezado a “recoger cable” como se diría coloquialmente y a repensar sus planes estratégicos. Para ponerles en contexto, así queda cada uno.
Puede leer la noticia completa en EL PERIODICO DE LA ENERGIA