Estados Unidos no entiende de hidrógenos de peor o mejor calidad. Así lo demostró en su último plan millonario (7.000 millones de dólares) para establecer ‘hubs’ de hidrógeno por todo el territorio norteamericano. La subasta, que llevó a cabo el Departamento de Energía, apostó por proyectos que combinaron el hidrógeno verde (a través de renovables), el hidrógeno azul (por medio de gas natural) y el hidrógeno rosa (que surge de la energía nuclear). Una realidad que contrasta con la española, que ha fiado toda su estrategia al hidrógeno que nace por la eólica y la solar.
Según el Departamento de Energía de Estados Unidos, el 67% de la energía primaria lo copa el gas natural y el petróleo, mientras que las renovables y el carbón apenas representan un 13% y un 12% respectivamente. Por último, la nuclear supone un 8% de la generación. Esta presencia de fuentes está en consonancia con su demanda. Un mix energético variado, parecido al que también tiene España. Así, según los últimos datos de Red Eléctrica, entre enero y septiembre de 2023 la energía eólica lideró la producción con el 21% de energía eólica, seguida por la nuclear (20%) el gas natural (18%), la solar (15%) y la hidráulica (8%).
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